Y con todos esos pedacitos desparramados por
tantos lugares… surge una bronca inexplicable… Odias a Dios… al maldito
destino… al puto universo… al desgraciado que se le ocurrió meter esa escena en
la película de tu vida… y necesitas, con toda tu alma, odiar a alguien,
culparlo, encontrar un responsable, hallar una causa… Dolor y enojo se mezclan,
como las bebidas en un trago venenoso que bebes para saciar tu sed y comienza a
navegar por tus venas hasta llegar a tu corazón, a tu cerebro, para dominarlos
por completo… y golpeas objetos… y contestas mal… y lloras amargamente…
Mariano la rabia y la ira son necesarias lo justo; lo mejor no darles mucho cuartelillo porque nos visten de gris y nos ciegan para impedir ver la luz. Un abrazote
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario... es cierto lo que decís, tiene que ser solamente un momento, una etapa, no quedarnos fijado a ella porque sino nuestra alma se ensombrece, se llena de resentimiento, de odio, de malestar y no nos permite ver más allá... Te mando un fuerte y cálido abrazo!
Eliminarm suena conocido,
ResponderEliminar:( bienvenido al club entonces!
EliminarNo es una situación mejor, pero es algo mejor culpar a otros, que cuando se culpa uno mismo... eso es lo peor...
ResponderEliminarTu idea es muy original, podrías poner etiquetas como por ejemplo con: La gran fase de... jajaja
Besos mentales.
Muchas gracias por el comentario y las sugerencias :)
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