UN CUENTO PARA NACHO

No sé quien es el autor, lo escuché alguna vez de boca de alguien cuyo nombre no recuerdo en algún lugar que tampoco viene a mi memoria... Solamente me quedaron algunas vagas ideas, algunas palabras inconexas a las que le dí forma, re-escribí y le puse un título... Luego se lo envíe a NACHO como un aliciente para su alma herida... para que hallé en las palabras un lazo simbólico que lo traiga de nuevo al mundo real... para que la sonrisa vuelva a brotar de sus labios... para que su corazón maltrecho se llene de esperanza... para que nuevos sueños se crucen en su camino...

HISTORIA DE LAS ESTRELLAS DE MAR


"Sabido es que en algunas playas de California, cuando la marea baja, al amanecer, deja un millar de estrellas de mar en la arena, las cuales están condenadas a morir por efecto de los rayos solares. Es decir, su destino inevitable es morir “quemadas” o “resecas”.

Esta historia trascurrió en una de esas playas. Un científico observaba cómo el sol lentamente desplegaba su luz, cuando vio, sin quererlo, un niño que corría, de un lado a otro, a orillas del agua. Se acercó, pensando que necesitaba ayuda, y se detuvo atónito cuando reconoció lo que estaba haciendo. El niño corría desesperadamente, tomaba una estrella y con toda su fuerza la arrojaba al mar; lo repetía una y otra vez, desafiando la velocidad del sol.

-¿Qué estás haciendo?- cuestionó con esos modos que solamente los científicos poseen.

El niño paró su desenfrenada actividad y lo miró perplejo, como si no lograra entender la pregunta que aquel señor le estaba haciendo.

-Acaso no se da cuenta, - inquirió con un dejó de obviedad en sus palabras- estoy salvando estrellas de mar.

El hombre no pudo contener la risa y largó una carcajada que se escuchó en toda aquella playa desierta: - ¡Salvando estrellas de mar!- exclamó irónicamente y, cuando consiguió frenar su ataque de risa, dijo: - ¿No te das cuenta que a tu alrededor hay cientos, quizás miles, de estrellas de mar a las que no podrías salvar ni proponiéndotelo? No entiendo por qué gastas tu energía en una tarea como ésta. ¿Qué sentido tiene? ¿Cuál es su valor? ¿Por qué pretendes desafiar a la naturaleza?

El niño bajó su mirada, permaneció ensimismado por unos segundos y, en el preciso instante en que el otro creyó que lo había convencido de la inutilidad de su labor, retomó su incesante ir y venir por la arena, que ya estaba siendo calentada por los tenues rayos de sol de la mañana. Tomó una estrella y con mucha fuerza la lanzó al mar; entonces, volvió la cabeza hacia donde estaba el científico y le aclaró: - Ve, para esa que acabo arrojar, sí valió la pena… sí fue importante…"

TÚ VALES LA PENA...