NO LO HAGAS ENOJAR

Tomás ha vuelto a mi vida... Sé que ronda tras mis pasos... que me busca en los lugares menos esperados y con su habilidad de cazador me encuentra... Desde hace unos días su imagen y los recuerdos me invaden... pero sin lugar a dudas esta es una de esas memorias que explican la causa de muchas de sus conductas...

Hasta que me sucedió esto desconocía el poder de la mente sobre el cuerpo, el peso de lo inconsciente sobre cada uno de nuestros actos; era un adolescente inexperto y me faltaba mucha vida y lectura para poder entenderlo claramente.

La noche estaba despejada, el cielo podía verse cubierto de infinitas estrellas en aquella zona descampada de la ciudad, luego de cenar Tomás y yo decidimos salir a tomar aire fresco a la vereda de su casa, nos sentamos en un tapial pequeño que se encontraba fuera.

Tomás cabizbajo musitó:- Nadie me creería, por eso nunca lo conté antes…

- Voy a escucharte… voy a creerte. No suelo prejuzgar a las personas, oigo a todos y luego saco mis conclusiones. Contame, por algo somos amigos. - le dije interesado en su secreto.

Me miró y prosiguió lentamente, como buscando las palabras más apropiadas: - Hay algo en mí que quiere salir… Alguien está dentro de mí, no es una parte mía, está en mí. Entró en un sueño…Yo volaba, de pronto caía y todo se volvió oscuro, entonces apareció… los dientes primero, afilados, luego la boca, después los ojos rojos que me miraban, el pelo, despeinado… y comenzó a reír para luego decirme “Te tengo… Estoy adentro tuyo…” - Luego me explicó que no controlaba a ese ser, que aparecía y desaparecía cuando se le daba la gana, que le provocaba calor en las manos como un fuego que lo quemaba desde adentro, que le hacía escuchar cosas que otros no podían oír, ver su sombra por las noches o mover objetos pequeños… - Siempre aparece en sueños… entra y sale sin que yo pueda hacer algo, él se maneja como quiere... - sentenció.

- ¿Tenes miedo? – indagué.

- No. – Aseveró con cierto orgullo.- Voy a dejar que haga cualquier cosa… no lo voy a impedir. No voy a hacer nada para detenerlo… por eso no le temo. Además… - pensó silenciosamente, bajó la mirada y con cierta tristeza señaló:- ¿Quién va a ayudarme?... No vas a poder ayudarme. - Me advirtió que iba a sufrir mucho, un sufrimiento que no podría imaginar jamás. Su postura se tornó rígida, su expresión facial denotó una furia siniestra, su voz se volvió gruesa e irreconocible y se encorvó, entonces lo abracé para demostrarle que estaba con él. Imprevistamente me tomó del cuello e intentó ahorcarme con una fuerza excesiva, forcejee con dificultad y logré quitármelo de encima, caí sin aire al piso y él se alejó, mientras gritaba que tenía miedo de no poder dominarlo. Le dije que iba a ayudarlo, me acerqué nuevamente y apoyé mi mano sobre su hombro para que se tranquilizara y confiara en mí.

Inmediatamente agregó: - Mejor no, porque temo que pase lo que ocurrió con el gatito. … ¡Pobre gatito! - Su cuerpo estaba rígido, impávido; sus ojos se movían rápidamente y parecían desorbitados.

De pronto, indicó asustado: - ¡Está allá!… - Miré pero no ví a nadie. – No lo ves. – dijo resignado y negando con la cabeza.

- ¡Andate! – se incorporó deprisa con sus ojos rojos de ira – Tenes que irte. - Suplicó - La vas a pagar y lo estoy perjudicando… Déjame, soltáme; es peor. Después se la va a agarrar conmigo…

No quería dejarlo en ese estado, pero al rogarme tanto no me quedó otra más que retirarme. Cuando me estaba yendo exclamó: - No es malo… me ayudo a superar y no sentir los golpes de mi papá. Él me ayudo, le debo una…- tras un silencio sus facciones volvieron a ser las del muchachito de 15 años y dijo: - Se fue; pero va a volver, se fue por hoy… Se ríe… se ríe de vos y de mí… Él no escucha… No vas a poder enfrentarlo. ¡Andate! ¡Andate!

Tomé mi bicicleta y antes de partir le dije: - Contás conmigo… Estoy dispuesto a enfrentarlo.- Tomás se paro en el centro de la calle y gritó, mientras me veía partir: - Lo estás haciendo enojar…